jueves, 20 de octubre de 2016

Estoy cansada.

Estoy cansada del ángel que me pide buena letra y del diablo que me tienta a quemar el papel.
Estoy cansada del que juzga y del que jura no hacerlo, de las voces por la noche que por el día se transforman en miedo. Miedo irracional a vivir, a perderme, miedo a no encontrarte, a sentirme insuficiente.
Estoy cansada de caminar y que todos observen mis pasos, los mismos que critican cuando lo intento, pero no avanzo. Estoy cansada de que den ejemplo aquellos con la piel limpia, ole tus cojones, pero no entiendes mis heridas, ni sabes nada de cicatrices que se abren a medianoche, ni de las ojeras que llevan el nombre de lo que se van y no vuelven.
Estoy cansada de las sonrisas en Instagram, cinco minutos de felicidad al día y quieres aparentar que son más. Que la tristeza no es una elección, es una putada, y la alegría son momentos que se guardan mejor en el corazón que en la cámara.
Estoy cansada de recordar mis sentimientos, de follarme a los cuadernos en modo salvaje, rompiéndolos y haciéndome sangrar, sacando cada gota de dolor y rabia que hay en mi.

Estoy cansada de tomar el café a solas por las mañanas y otras celebro mi soledad, ¿que puedo decir? Soy humana... Soy humana y a veces mi semana es una escala de grises mal coloreada y otras salto por el arco iris sin red pero con alas hechas de ganas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario