lunes, 29 de febrero de 2016

A fuego lento, quemando los malos tiempos.

Supongo que es normal que tengas miedo, que todas te han dicho que no eran como el resto y al final era cierto. Eran peores aún que la anterior.
Supongo que es lógico que te sientas a veces como un juguete si te han acostumbrado a moverte a su antojo sin importar que tú sufrieras.
Supongo que no es fácil confiar cuando tienes la espalda llena de puñales y aún quedan pedazos del destrozo que te hicieron sentir otras veces.

Pero tranquila, tengo tiempo y paciencia. Me sobran ganas para demostrarte cada día que no quiero finales a tu lado. Estoy deseando que tu niebla se disperse, que las tormentas desaparezcan y quiero conseguir que sonrías de verdad, con los ojos, desde dentro. Sé que a quien le han dañado, las palabras no le valen, pero yo tengo preparados miles de momentos para hacerte feliz. Estoy escogiendo mis mejores besos para derretir tu hielo y tengo mi espalda lista para llevarte cuando no tengas fuerzas para nada. También me he guardado en el bolsillo la lista de tus lugares favoritos para llevarte cualquier domingo por la tarde a uno de ellos y recordarte que aquí hay una persona dispuesta a todo contigo.
Tengo todo preparado para que derrotes a esa parte de ti que aún duda, desconfía y maldice su suerte.


Dame la oportunidad y cógeme la mano. Yo me encargo del resto.

domingo, 28 de febrero de 2016

Cobarde que supera miedos (si es de tu mano)

Siempre he visto el peligro acechando en cada esquina. Eso de avanzar con la vista puesta al frente y una sonrisa en los labios nunca se me dio bien. En los talones suelo llevar pegados momentos amargos que me hacen tropezar constantemente y el único refugio que encontraba era la noche y un par de canciones desgastadas de tanto tararearlas.
Deseando echar a correr, quedándome quieta. Deseando saltar, temiéndole a las alturas. Deseando huir, no salir de casa.

Entonces llegaste tú y encendiste todas las luces de golpe. Ventilaste cada parte de una mente que ya no tenia ganas de hacer limpieza. Me empujaste a la locura, me recogiste antes de tocar suelo.

Ahora no tarareo canciones, ahora las grito y las bailo. El miedo se ha tomado vacaciones y miro al futuro a los ojos llena de ilusión.

Me has enseñado a ser valiente, me has enseñado a ser yo.

viernes, 26 de febrero de 2016

Y aunque sea pasajera, que lo nuestro no lo sea.

Fue una locura viajar para encontrarte. No sabía porqué debía coger ese tren, ni que me iba encontrar al llegar, pero algo dentro me decía que tenía que hacerlo.
Y así comenzó todo, con mi valentía forzada y paseando nuestra historia de ciudad en ciudad.

Quizás esta enfermedad tenga cura y todo se quede en un casi. O quizás siga prendida de tu sonrisa hasta que tú decidas marchar para no volver y yo me quede conviviendo con tu recuerdo y noches largas y frías. O tal vez sea yo quien decida huir, tal vez sea yo quien apague la llama a soplidos de desconfianza, dudas y pasado.
Pero, desde luego, lo que creo, es que la vida nos debe una historia de esas que siempre sorprenden al contarlas y que escuchada incluso por un corazón roto, anima a volver a confiar en el amor.

No puedo cansarme de las prisas y los nervios, de tu boca en la mia, ni de tus manos jugando con mi cuerpo.
Sería absurdo negar que el miedo invade cada rincón y es que la suerte pocas veces ha estado de mi lado.

Sólo te pido que estés, que seas y que te quedes hasta que algo dentro de ti te diga que es mejor cambiar el rumbo. Sólo quiero que a mi lado seas real y que no se convierta en rutina o costumbre lo que comenzó como una aventura llena de ganas e ilusiones.

miércoles, 24 de febrero de 2016

Una despedida sin adiós.

Alguien me dijo una vez que nunca le dijera adiós. Decía que sonaba demasiado triste, que parecía que nunca más nos íbamos a volver a ver. Yo le reprochaba que sólo era una palabra, que no importaba, que eso no significaba el fin.

Desde entonces he vivido despedidas en la estación sin saber cuando iba a volver a ver a la persona que se quedaba en el andén, he sufrido otras que no se produjeron pero que deberían haber ocurrido. También me he encontrado con despedidas a medias, de esas en las que no quieres hacerlo y, al final, sólo se quedan en un intento de dejar atrás.
Pero, sin duda, las despedidas que más duelen son en las que no existe un adiós. No hay nada más triste que perder a alguien para siempre y que la vida no te de la oportunidad de decir cuanto le vas a echar de menos.

lunes, 15 de febrero de 2016

Oscuridad que se hizo eterna.

Admiraba su capacidad para ser feliz con poco, valoraba mejor que nadie los pequeños detalles y podía pintar sonrisas en cualquier rostro. De hecho era una de sus aficiones preferidas, a pesar de que los golpes le habían tintado de seriedad.
Sabía querer de verdad, abrazaba poco pero sincero y quería que sus besos nunca se borraran de mi piel.

No se le daban muy bien las palabras, pero siempre sabía que decir. Le fallaban a menudo las formas, culpa quizás del camino que le tocó andar y es que todos sacamos las uñas y apretamos los dientes cuando nos sentimos amenazados. Sin embargo, bastaba con observar su mirada para saber la pureza y bondad que había en su corazón.

No mostraba su interior, y es que a nadie le gusta enseñar los destrozos. Demasiadas heridas aún por coser, demasiadas cicatrices aún por olvidar.

Tenía todo para volver a retomar el vuelo, pero las cadenas que arrastraba eran demasiado pesadas como para desprenderse de ellas.

Vivió a ras de suelo, al borde de la barra. Le enseñaron que los fuertes no lloran y cambió las lágrimas por tragos largos.
Entre copa y copa quiso cerrar capítulos y al final sólo consiguió cerrar su historia. Y marcar la mía.

domingo, 14 de febrero de 2016

San valentín. (y aunque no lo fuera.)

Dice que fui una casualidad, una muy bonita, y que en un coche hacia al norte nació nuestra historia. Que en pocos días iluminé sus rincones más oscuros y le saqué brillo a las sonrisas que tenía oxidadas. Parece ser que reviví algo en ella llamado ilusión. Que poco a poco me empecé a colar dentro, sin hacer ruido, pero dando mucho de que hablar. Que rompí sus esquemas y eso que aún no sabe que pretendo quedarme atada a su mirada durante mucho tiempo.

Tampoco sabe que ella ha engrasado mi máquina, que ha despertado la mejor parte de mi y que ya no le tengo miedo a las alturas. No tiene ni idea de las horas que paso pensando en nosotras y eso que aún sólo puedo decir que somos ella y yo. No creo que pueda llegar a imaginarse el efecto que ha tenido su entrada en mi vida, pero ha puesto patas arriba cada puto rincón de mi mundo.

Y todo eso sin saber que le he reservado un hueco preferente para que se quede mucho tiempo.

viernes, 12 de febrero de 2016

Escarcha en la mirada.

Hoy he llorado y el frío me ha congelado el alma. Cada lágrima llevaba tu nombre, cada latido un trozo de pasado. Tus palabras resonaban en mi mente y un escalofrío recorrió mi cuerpo al pasar por esa calle. Estoy llena de cortes producidos por los reveses del destino. Caprichosos son los hilos que mueven mi mundo y que siempre me llevan a bosques oscuros donde el viento arranca hojas y pedazos de mi vida.
Nunca sale el Sol en este invierno y suenan canciones para no dormir. Los sueños se tornan pesadillas cada vez que me golpea tu ausencia, y no soy capaz de encontrar un lugar donde encontrarme como en casa. Ahora entiendo que mi único hogar estaba entre tus brazos.

El reloj sigue corriendo demostrándome que el tiempo no todo lo cura y que aunque deseo gritar lo que siento, hay cosas que es mejor no decir en voz alta.

Callo mi dolor, lo escupo en el papel y me pinto una sonrisa en el rostro para que, si aún me ves, te sientas orgulloso.

jueves, 11 de febrero de 2016

Querer mucho. Querer mal. Querer a ratos.

Ahora que estás en "modo vuelo", sólo quería recordarte que te quiero, que se te ve más guapa de cerca, pero sonríes más desde que estás lejos. Nunca te sentó bien tener los pies en el suelo, normal que te cansaras de mis abrazos, descubrí que no eran de tu talla y aunque siempre quise quitarte lastre, acabe siendo la peor de tus cadenas.
No quería hacer de nuestro amor tu prisión, ni pretendía que mis promesas se rompieran. No planee un final precipitado, ni este giro en el guión que cambió todos los planes.
Yo solo quería quererte y que me quisieras.
Yo sólo quería volar contigo, pero ir a ras de suelo es demasiado poco comparado con tu altura.

Y me besabas y rompías cerrojos. Y me mordías y todo tenía más sentido.

Ahora ya es tarde para seguir escribiendo nuestra historia, aquella que empezamos entre folios manchados y rotos. Ahora ya es tarde para buscar culpables y aún lo es más para encontrar soluciones.
Ahora aléjate de mi, de mi veneno y de todas las noches que lloraste sola.
Ahora te toca ser feliz pero, por favor, no me olvides.

miércoles, 10 de febrero de 2016

Ignorando las señales, deseando tu sonrisa.

Me gustaría poder abrazarte los miedos y romperlos. Besarte cada una de tus cicatrices para que jamás vuelvan a doler y acariciarte las heridas hasta que las dejes de sentir. Querría poder sacarte sonrisas en tus peores días y que me dejaras cargar con tus problemas cuando tu espalda no aguante más peso.
Siento que mis ganas de ti están superando a las dudas y que ya no hay señal de stop que consiga detener esto. Aún leo avisos de "cuidado", "peligro", pero el deseo de entrar en tu vida para quedarme no tiene freno.

Y en noches así me doy cuenta de que ya no hay más caminos que los que me llevan directos hacia ti.

martes, 9 de febrero de 2016

Y ahora, olvid-arte.

La inspiración se posó en tu boca. Escribí los mejores versos entre tus piernas y cada caricia a media luz componían una melodía perfecta.
Recité en tu paladar todos mis poemas y pinté cada constelación en tu espalda desnuda, como si fuera necesario retocar un cuadro perfecto.
Fotografíe todas tus sonrisas y las guardé en mi colección de "maravillas del mundo."
Y, de repente, un suspiro. Un suspiro que significaba el fin y la quema de todo el arte.
Hicimos magia, lo fuimos todo, pero no lo suficiente como para que decidieras quedarte.

Ahora soy poeta de medianoche, que cierra bares apestando a humo y pasado. Soy aquel que vaga por las calles peleándose con las sombras y que golpea cada farola con la rabia y la frustración de quien apostó todo a una carta y perdió.

Ya no verás sonrisas en mi rostro, ni poemas de amor esparcidos por los muros de una ciudad que un día gobernamos juntos.
Ahora sólo quedan los restos de una cena para dos, velas apagadas en la mesa del salón y mi mirada rota y ciega de dolor sumergida en el vidrio.

Amores pasajeros.

Amores pasajeros con más peajes que sentimientos. De esos que te salen caros con el tiempo, de esos que cada frontera que pasas te hacen perder algo bueno.
Amores pasajeros con más palabras que hechos. De esos que endulzan los oídos y secan el corazón.
Amores pasajeros que son espejismos en el desierto. De esos que cuando crees que ya lo has conseguido desaparecen, que paso a paso se alejan de ti como el horizonte.
Amores pasajeros de dos cañas y tres besos. De esos que te dejan buen sabor de boca y restos de dolor en el cuerpo.
Amores pasajeros de los que de amor no tienen nada y de duradero menos.

lunes, 8 de febrero de 2016

Desde que te fuiste.

Desde que te fuiste el silencio duele más de lo normal, los vasos están siempre medio vacíos y las copas no saben a felicidad. Desde que te fuiste miro más al cielo, se me arruga la sonrisa si la Luna no brilla y la vida pesa el doble.
Aún busco por las calles tu silbido, aunque lo único que llega es el viento y el eco de un pasado que me pisa los talones. Intento escapar de él, pero el humo del tabaco no es buen disfraz. Al final los recuerdos me arrinconan, me presionan y me ahogan.

Desde que te fuiste no hay salida de emergencia, no hay semáforos en verde, no hay rutas alternativas.
Desde que te fuiste, tuve que aprender a convivir con tu ausencia y, aunque sea dama silenciosa y cercana, creo que nunca nos llevaremos bien.

domingo, 7 de febrero de 2016

Perdiendo el norte, encontrándote a ti.

Tengo grabado en mi mente el mapa de tu cuerpo, el recorrido de tu casa y los pasos que separan el sofá de la ventana.
Tengo grabado a fuego tus besos y caricias, contados tus lunares y grabados bien dentro todo lo que me hiciste (haces) sentir.
Sigo pensando que las mañanas son más tristes desde que no me despiertas y es que no hay nada más dulce que tus labios para retomar el sueño.

Miro fotos, sonrió y recuerdo. Que bonito es el norte cuando te tratan bien.

Todo tiene más color desde que apareciste en mi vida y las fuerzas flaquean menos desde que he probado tus abrazos.
He de reconocer que llevo días pensando en el futuro y que deseo coleccionar momentos a tu lado.
También reconozco que le temo a cada uno de los kilómetros que nos separan, que le temo al reloj y a cada uno de los minutos que no puedo estar contigo y, porqué no decirlo, le temo también al viento. Ese viento que arrastre tu sonrisa a otra cama, a otra chica, a otros besos, y pisotee lo nuestro como si de una historia cualquiera se tratara.

No quiero ser papel mojado entre tus dedos, no quiero que seas arena que se me escapa de las manos en el peor momento. Quiero que seamos, que estemos y que no existan más amaneceres si no es con tu cuerpo desnudo enredado en la cama.

sábado, 6 de febrero de 2016

1/2

Un abrazo tan nuestro que ni las lágrimas se atrevieron a interrumpirlo. Disfrazados de valientes, aunque muertos de miedo, nos agarramos a ese instante como si el fin no fuera a llegar nunca.
Éramos dos corazones bombeando tristeza.

Fue la primera vez que nuestros ojos hablaban con tanta sinceridad.
Sin palabras supimos que la vida no nos daba más oportunidades... Quizás por eso no me soltabas, quizás por eso yo apretaba con tanta fuerza. No queríamos perdernos, y es que nadie puede ser feliz si le arrancan una mitad.