viernes, 12 de febrero de 2016

Escarcha en la mirada.

Hoy he llorado y el frío me ha congelado el alma. Cada lágrima llevaba tu nombre, cada latido un trozo de pasado. Tus palabras resonaban en mi mente y un escalofrío recorrió mi cuerpo al pasar por esa calle. Estoy llena de cortes producidos por los reveses del destino. Caprichosos son los hilos que mueven mi mundo y que siempre me llevan a bosques oscuros donde el viento arranca hojas y pedazos de mi vida.
Nunca sale el Sol en este invierno y suenan canciones para no dormir. Los sueños se tornan pesadillas cada vez que me golpea tu ausencia, y no soy capaz de encontrar un lugar donde encontrarme como en casa. Ahora entiendo que mi único hogar estaba entre tus brazos.

El reloj sigue corriendo demostrándome que el tiempo no todo lo cura y que aunque deseo gritar lo que siento, hay cosas que es mejor no decir en voz alta.

Callo mi dolor, lo escupo en el papel y me pinto una sonrisa en el rostro para que, si aún me ves, te sientas orgulloso.

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