Cada día al despertarme pienso en ti. Cada noche al acostarme pienso en nosotras.
Me regalas caos y dudas, siembras miedo y locura.
Me enseñaste a caminar y ahora mis manos están vacías sin las tuyas. No sé dar ni un sólo paso en dirección contraria al fracaso y, cariño, todo es culpa tuya.
Prometiste curar mis heridas y me abriste en canal.
Prometiste coser mis alas y me encadenaste a ti.
Ahora me desangro a ras de suelo.
Sigo arrastrándome por las calles pero aprendí a sonreír. Sigo buscando la llave que abra tu puerta pero solo en mis ratos libres. Sigo queriendo encontrarle sentido a todo esto pero cada vez con menos ganas de que, después de todo, mi destino seas tú.
No hay comentarios:
Publicar un comentario