viernes, 4 de marzo de 2016

Cuando la vida pesa, cuando no quieres nada pero necesitas todo.

La soledad no es el problema, lo jodido es cuando te sientes sola. Esos momentos en los que el aire te falta y necesitas que alguien te escuche pero ningún contacto del móvil parece el adecuado.
Intentas contener las lágrimas y distraerte con música, pero parece que el modo aleatorio también esta en tu contra y sólo consigue que, tras varios suspiros, desistas en tu intento de volar a un mundo mejor.

Sabes que nadie tiene la culpa de tu caída repentina, así que tratas de despedirte de la forma más educada posible a pesar de que deseas mandar a todos a la mierda. Es entonces cuando enciendes un cigarro, se te escapa la primera lágrima y el teléfono suena.

No puedes evitar sonreír y esa llamada te cambia la noche.
Es jodidamente precioso cuando alguien se preocupa por ti y te ofrece su mano cuando tú sólo estas escupiéndole al mundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario