lunes, 16 de mayo de 2016

Luna y humo.

En la madrugada busco la Luna y mi mirada partida entre los charcos. El reflejo me escupe a la cara tras cada pisada, el barro me cubre los zapatos, el frio del pasado me hace temblar.
No hay calle en esta ciudad en la que no te haya pensado, ni esquina en la que no me haya parado deseando encontrarme contigo pero, lo único que pasa mientras mi cigarro se consume, es el tiempo y, con suerte, un niño pequeño que me sonríe y me hace sentir menos rota.
Han sido más horas sin ti que contigo y cada segundo que pasa, aumentan las palabras que quiero decirte pero que ya no vas a escuchar.

Tu ausencia es una carga demasiado pesada para una espalda que aún sangra por cada puñalada recibida.

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