Me faltaron muchos miedos que contarte, aunque sé que siempre los supistes todos con una mirada. Me faltaron horas a tu lado, pero el calendario no daba tregua ni la Renfe buenos horarios. Me salté cientos de paradas hasta llegar a la tuya, pero descarrilé en el primer bache que nos puso el destino. No he tirado la toalla, la he guardado para mi. He entendido que las heridas me las tengo que curar yo sola porque tu ya no quieres hacerte cargo de mis destrozos.
No soy capaz de dar un paso sin pensar en tu sonrisa y me choco contra el suelo cuando recuerdo tus caricias a media luz.
No te preocupes por mi ruina, siempre he vivido en llamas. No te preocupes por mis lágrimas, necesito apagar este incendio. No te preocupes si me alejo, sé que pronto volveré a necesitar de ti, pero no a tus besos.
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